Discurso: el goce transindividual

TERCERA ACTIVIDAD PREPARATORIA DE LAS V JORNADAS ANUALES DE LA EOL SECCIÓN LA PLATA: CUERPOS Y DISCURSOS —Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata, 11 de octubre de 2018

 

 

 

Eduardo Suarez

 

Es una alegría presentar estas Jornadas en el marco de la facultad. Así que agradezco a la Comisión científica y a la Comisión organizadora.

Presentar unas jornadas es como presentar un libro que todavía no se escribió, así que esperemos situar algunos de sus puntos de interés a partir de lo que podamos conversar.

Voy a decir algunas cosas, si me permiten, como miembro de una institución psicoanalítica, no como profesor. Lo cual implica dos cosas, la primera es que la referencia es un tema a estudiar, no algo que sabemos de antemano, y la segunda es que voy a poner el acento en la práctica analítica. Porque nuestros saberes al pasar al ámbito universitario suelen cortarse un poco de nuestra actividad cotidiana y hacerse un poco filosóficos, un poco sociológicos, un poco políticos y –por qué no– un poco religiosos.

El «Argumento» (1) elaborado por la Comisión científica –les aconsejo que lo lean en la página web de la Sección– toma como punto de partida la última clase de El Seminario 19, que se llama “Los cuerpos atrapados por los discursos” (2). Hay también una conferencia de Juan Carlos Indart (3) que pueden leer, publicada en el número 10 del Blog de la Sección, dictada en ocasión de las Jornadas anteriores que contiene algunos comentarios sobre esa clase que tomó como punto de partida para situar el interés de las jornadas.

 

Interés clínico

Si hablamos de cuerpos capturados por los discursos, estamos en un tema de interés clínico muy preciso. La demostración más directa la encontramos en el discurso histérico, establecido por Lacan sobre la clínica de la histeria, siguiendo la pista del saber que habitaba a las histéricas freudianas más allá del Edipo. Por la época de esta clase recordemos también que Lacan situó el problema del llamado esquizofrénico, en “El atolondradicho” (4), como la imposibilidad de contar con un discurso establecido para organizar su cuerpo. Y más adelante, en el “Seminario 24, L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre” (5), hizo de las relaciones sociales la definición misma de la neurosis, vale decir estructuras que dependen enteramente de los discursos establecidos.

Asimismo, la clínica en la actualidad testimonia de casos de distinta gravedad que son pensados en términos de fracaso de inserción del sujeto en algún discurso, o, cuando no, como consecuencia de la disolución de los discursos. E incluso como efecto de un discurso como el capitalista que deja al sujeto fuera de lazo, que hace de él, como decía Lacan, un “proletario”, es decir, alguien que no tiene con qué hacer lazo social, lo que en términos coloquiales es lo que en política se denomina “exclusión social”.

 

Factor ordenador

A nivel del discurso nos encontramos con una reconceptualización de lo que había sido la función paterna, ahora es el discurso aquello que aporta un orden, un armazón –para abreviar– a la relación del sujeto con el Otro y con su cuerpo. Recuerden la ausencia del Nombre del Padre en la psicosis, bien, ahora tenemos el “fuera de discurso”, e inversamente, al discurso como principio de lo que será más adelante la “función anudante”.

¿Cuál es la condición para pensar así la noción de discurso? Es decir, ¿de dónde le viene la función de anudamiento?

 

El cuerpo soporte del discurso

El comienzo del argumento decía, parte de la reconsideración de la noción de discurso a partir de un término novedoso en ese contexto que Lacan incrusta que es el de “cuerpo”. Esta es precisamente la condición que el discurso tenga relación con el cuerpo, y además haga algo con él.

Si reconstruimos el argumento, Lacan primero dice que la novedad que trajo Freud fue la idea de la sobredeterminación. Aquí retoma lo clásico del inconsciente freudiano y su eficacia. Pero ahora agrega, leo: “…Freud hizo surgir que lo que se producía en el nivel del soporte tenía relación con lo que se articulaba mediante el discurso. El soporte es el cuerpo”. (6)

Es decir que allí donde la sobredeterminación daba cuenta de las formaciones del inconsciente, ahora lo que va a quedar sobredeterminado es el cuerpo. Esto implica que cada discurso captura a su manera el cuerpo, lo trabaja y la novedad es que modula su goce. Es decir que los efectos de sobredeterminación no son captados a nivel del cuerpo orgánico sino a nivel del goce, que es lo que diferencia al campo del psicoanálisis.

 

La dimensión transindividual del goce

“Hay que seguir prestando atención cuando decimos qué es el cuerpo. No es forzosamente un cuerpo. Una vez que partimos del goce eso quiere decir que el cuerpo no está solo, que hay otro más (…) Lo propio del goce es que cuando hay dos cuerpos, mucho más cuando son más, no se sabe, no se puede decir cuál goza. Por ello, en este asunto, puede haber cuerpos involucrados, e incluso serie de cuerpos”. (7)

Si aceptamos que los cuerpos están atrapados en los discursos, entonces entramos por la vía del goce a la dimensión de lo social.

El discurso atrapa una serie de cuerpos y no es fácil individualizar quién es el que goza. En el discurso del amo, ¿goza el amo en su semblante de amo dando órdenes, o goza el esclavo trabajando y produciendo el objeto para el amo? Es solo un ejemplo.

 

Declinaciones

Por eso es crucial estudiar cómo el cuerpo puede ser atrapado por los discursos. Porque esto implica preguntar –para decirlo rápido– cómo es que los discursos asignan identificaciones, qué amores incitan y cómo organizan el goce. Lo cual equivale a su vez a preguntarnos cómo se organizan las comunidades hoy, porque desde Freud hablamos de las comunidades organizadas por identificaciones, por amores y odios, pero también hoy hablamos mucho de “comunidades de goce”, es decir que cruzamos los términos y nos preguntamos por la relación entre el goce y la promoción de nuevas identificaciones.

 

 

 

Notas:

(1) Mildiner, K., Lachevsky, J. y Perazzo, A.: “Argumento de las V Jornadas Anuales de la EOL Sección La Plata”, Resonancias #2, http://www.eol-laplata.org/Jornadas-y-eventos/005/Boletines/V-Jornadas-News002.html

(2) Lacan, J.: El Seminario, libro 19, …o peor, Paidós, Buenos Aires, 2003.

(3) Indart. J.C.: Ponencia, Blog n°10 de la EOL Sección La Plata, https://blog.eol-laplata.org/index.php/ponencia/#more-4482

(4) Lacan, J.: “El atolondradicho”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.