Del trauma a un sueño que anuda

José María Damiano

LECTURAS DE LA SECCIÓN: «EL TIEMPO LÓGICO Y EL ASERTO DE CERTIDUMBRE ANTICIPADA. UN NUEVO SOFISMA» – EOL Sección La Plata, 22 de abril 2020

El primer encuentro post COVID-19, que tuvimos miembros y asociados de la EOL Sección La Plata, estuvo marcado por el acontecimiento de declarar acontecimiento a los efectos de la Pandemia en la civilización. El orden global se rompió. Se trataba de un instante de ver que se abría a partir de marcar una discontinuidad.

Pero luego en consecuencia, ocurrieron otras cosas: la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis),en la voz de su Presidenta Angelina Harari, Laurent Dupont presidente de ECF (Escuela de la Causa Freudiana),reorientaron el tema de nuestro Congreso Internacional: El sueño, su interpretación su uso en la cura Lacaniana, centrándolo en la Última Enseñanza de Lacan, como brújula clínica, epistémica y política. El impactante texto de J.D. Mattet ¡Convocado! nos invitaba a considerar que la función de un sueño puede ser también la del anudamiento. Nuestra EOL sacó su Boletín Discontinuidad, que en su número 0 propone cuatro temas de trabajo y que en la actualidad comienza su Nueva Serie, dejando mucho para tejer a partir de lo que han producido nuestros colegas. Esos acontecimientos precipitaron para mí, el fin del instante de ver y el pasaje a un tiempo de comprender, con algunas certezas a la vista.

Los tres golpes del brujo

Unos años atrás me gustaba ir los domingos por la noche a la zona de la ciudad donde está la Vieja Estación conocida como Meridiano Quinto, en la buena compañía de Facundo, de Martina o de algún otro afecto.  En el bar llamado Ciudad Vieja (quien sabe si sobrevivirá)nos sentábamos a comer algo y a escuchar a Cuarto Elemento. Todavía elegiría ese programa, pero el confinamiento nos ha amputado algunos placeres. Allí conocí al singular Horacio López que se hizo notar con su relato cósmico (con batería de fondo) acerca de que procedemos de Venus.

Una noche en una cena con amigos en casa de Néstor Gómez, quedé atónito ante el relato acerca de cómo a partir de un sueño había surgido «el método de los tres golpes» de Horacio, el baterista. Era el único psicoanalista de esa mesa y sentía que no sabía decir nada sobre el mismo. Mi pensamiento me trajo de memoria los versos citados por Freud en alguno de sus textos: “gris es toda teoría, caro lector, y eternamente verde el árbol de la experiencia”. De alguna manera sabía, al igual que Horacio, que en ese sueño no se trataba ni de interpretación y ni de desciframiento.

Varios años después, confinados al aislamiento por la pandemia, haciendo braimstorming por Zoom acerca del tema de nuestro próximo Congreso AMP, me vino por asociación ese relato y se los comenté inmediatamente a mis colegas. No sé qué impacto tuvo en ellos, pero a mí se me impuso desde entonces como un paradigma de lo que quería trabajar.

Paso entonces el material, agradeciendo a Horacio López su generosidad real:

Cuando soñé con el brujo y me transmitió la metodología de los tres golpes fue para mí un nuevo nacimiento. Todo tomo otro sentido. En ese año había fallecido mi hija Lucero, y yo venía de una enfermedad terminal, que si bien estaba controlada me había ubicado en un presente absoluto, sensación que aún hoy se mantiene en mí.  Además de lo que significa el método en cuanto a la música afro étnica, fue y sigue siendo un equilibrio de polaridades, tal cual lo predijo el brujo, entre el bien y el mal. De hecho, la metodología hoy ya tiene su propia escritura basada en los trigramas del I Ching.

“En el año ochenta y seis hago un clic importante porque: sueño con un brujo que me dice que: lo único que hay que hacer para equilibrar el bien y el mal, son tres golpes. Se acuclilla y los hace sobre sus rodillas. La visión que yo tengo de ese brujo es tan fuerte que me quedó una sensación como si estuviese todo el tiempo acá el brujo, en este lugar. Y lo que me dijo fue tremendo. Cuando hizo los tres golpes fue tan clarito que fue una lección. Yo lo miraba cómo lo hacía, de repente se paró, me miró y desapareció. No tengo el rostro, pero tengo la mirada. A partir de ahí la entrené inmediatamente esa misma mañana, y a cada segundo que tocaba eso empecé a descubrir un universo infinito e increíble. El ADN de la técnica afro. O sea, como un gen que a partir de una determinada célula clínica se fue mutando. Eso es para mí tremendo, hoy lo puedo decir con una garantía, que son mis alumnos. (…) A partir de ese momento hasta hoy no paro de sorprenderme porque todo el tiempo, como es infinito, yo ya soy la voz, un difusor genético de la rítmica, y manipulo esos genes a voluntad.

 Desde el año ochenta y seis al noventa, estudio y aprendo la metodología, pero sigo dando clases con la metodología tradicional. En el ochenta y ocho se lo comunicó a un par de alumnos -Santiago Vázquez, Andy Inchausti y alguno más- si ellos querían yo se los empezaba a transmitir, pero estaba en proceso de investigación. Y con el tiempo fui armando un proyecto con cierta metodología y así ideé la Escuelaclave. (1)

¿Qué podría hacer sino dejarme enseñar como Horaciopor el sueño del Brujo, durante algún tiempo? ¿Qué podría decir que no sea metalenguajear?

Diría quea mí me gusta el delirio que dice, que lo que el brujo le dijo a Horacio, fue:

 “lo único que hay que hacer para equilibrar la pulsión de vida y la pulsión de muerte es aferrarte a tu sueño-sinthome y saber hacer algo con él”(2)

Un real que no sea supuesto

El psicoanálisis fue el reverso del discurso del amo. Cuando lo era, su sueño era ser científico, lógico-matemático.

Ahora, cuando el discurso amo es la acción combinada del discurso de La Ciencia + el discurso Capitalista (3) ¿qué es el psicoanálisis?

Me apoyo en una cita de J.A. Miller en Piezas Sueltas. Comentando el Seminario 23: Joyce el Sínthoma, a propósito del Uso lógico del sinthome, dice: “Además comenzamos a notar que el mundo que nos queda, solo está allí por un tiempo. La familia, la procreación, los cuerpos: todo será conquistado sin cesar por la descomposición científica” (4)

La ciencia avanza con su operación de descomposición de lo real mediante el Uno numérico. Descompone en partículas elementales la materia del universo y propone sus leyes de combinatorias.Supone que hay un saber en loreal, queestá escrito en fórmulas matemáticas. Se puede operar con él. En el mejor de los casos se revelará como imposible, hasta nuevo aviso.

Distinta es la ciencia utilizada por los estados, las naciones y las burocracias sanitarias en su gestión de salud de las poblaciones, que avanza – hoy más que nunca – con su aproximación estadística a lo real, pero… atrapando a los cuerpos. Su ironía podría convertirse en humor negro, si dijéramos – parafraseando a Umberto Eco – que hoy: la estadística es la ciencia por la cual, si a un hombre se le murieron dos seres queridos y al otro no se le murió ningún ser querido, a ambos se les murióun ser querido. Quizás consigamos que la angustia vuelva a darnos un cuerpo, más que con la premisa de que “Todos los hombres son mortales”(5), que nos deja tan fríos como el temido invierno en que nos adentramos.

En buena epistemología quedémonos con la fórmula propuesta por Eric Laurent de que: “todos los modelos son falsos, pero algunos son útiles”. (6)

El correlato de este funcionamiento repetitivo del Uno, es goce fálico fuera de cuerpo que perfora la pantalla y sume en el sinsentido. La era de la ciencia desata la pulsión de muerte en la civilización. Desmezcla las pulsiones, en el decir de Freud.

Un real anudado

¿Qué respuesta a la descomposición científica?

Nuestros colegas Neuro-psico-científicos, buscan escribir esa cifra imposible en el órgano cerebro, ya que consideran que allí hay una materia concreta. En ellos la descomposición va siempre acompañada de un modo de composición fantasmática en el Uno Todo que vendrá finalmente a resolver al ser hablante, cuando el conjunto de lo Bio se integre en el del Psico, y el del Psico en el del Socio, el del Socio en el Universo y el del Universo en alguna forma de Dios. Y así toda la materia será Una.

En su ¡Recomienzo!a partir del Seminario 21,vemos a Lacan queriéndose adelantar al malestar en la civilización, buscando para el psicoanálisis un nuevo real: un real que no sea supuesto, un real que esté ahí, puesto (7). Ya en el año 2012, en Buenos Aires J.A. Miller decía: “la suposición de un saber en lo real me parece el último velo que hay que levantar” (8)

Sin dudas, es muy importante seguir paso a paso esa búsqueda. Sabemos que finalmente Lacan lo encontró con el nudo Borromeo. Un real anudado. Este es el real que Lacan inventó y el que en El Seminario 24 dice que es el que a él le gustaría que se difunda (9).  Ese real es sin ley, (en oposición al real científico) y anuda de formas diversas los tres que componen al cuerpo hablante: R.S.I. “En la topología el tejido hace materia y reencuentro allí el juego de palabras en el que una vez lacan, en L’insu que sait, invita a escribir la materia de esta manera: L’âme-a-tiers”. (10)

Pero esto es solo ponerle un título a un trabajo por venir para hacer utilizable en nuestra práctica el nudo Borromeo.

Fecha de recepción 08/07/2020

Notas:

  • “Escuela clave” fue fundada por Horacio López en el año 1990. Desde ese momento viene capacitando percusionistas con los que forma uno de los primeros grupos de solo percusión. El grupo está compuesto por discípulos de la escuela, a los que muchas veces se suman músicos invitados.
  • Vitale, F.:El trauma, el sueño, el sinthome,ha propuesto usar el término sueño-sinthome, para referirse a un sueño que anuda. Lacan QuotidenN° 893 y en Rebus # 26 Textos de orientación.
  • Miller,J.A.:Un real para el siglo XXI. Scilicet. Pag.17
  • Miller, J.A.: Piezas sueltas. Pag.33 citado por S. Baudini, Engarces, en Rebus # 25 Textos de Orientación.
  • Laurent, E.: Biopolítica de la pandemia y el cuerpo materia de la angustia. Lacan Quotidenn° 892
  • Ibid. (5)
  • Indart, J.C.:Un suelo para la Ultima Enseñanza de Lacan. En Radiolacan
  • Ibid. (3)
  • Lacan, J.: “L’ insu que sait..,” 08/03/77 inédita. Ver el excelente artículo de KleinerE. Boletín: Discontinuidad 17. Delirios
  • Ibid (5)