Del ‘cuerpo que habla’ al ‘cuerpo hablante’

NOCHE DE BIBLIOTECA: PRESENTACIÓN DE “EL REVERSO DE LA BIOPOLÍTICA” –EOL Sección La Plata, 5 de julio de 2017

 

Noche de Biblio Biopolitica (1)

 

Griselda Lozano

 

“No creo equivocarme si digo que es Piglia lector de Macedonio Fernández. Tampoco si parafraseo a Jacques Lacan en el Seminario 23 diciendo que la literatura argentina es hablada por Macedonio. Macedonio es el hueso fuera de sentido de la literatura argentina. Hay algo en los famosos olvidos de Macedonio, huye de las pensiones de mala muerte donde sobrevive como puede a sí mismo dejando sus textos en la fuga, que se parece a la desidentificación. Hay algo de eso cada vez que se sale de una buena sesión. Hay algo ahí que le interesa a Piglia, en la letra ilegible de Macedonio, que lo lleva a plantear que “La novela macedoniana se concibe como un cimiento para ser edificado por el lector” (…) Piglia lo sabía. Renzi habla de Piglia. Piglia cuenta de Renzi. El narrador relata sus amores. Renzi espectro de Piglia como el fantasma es espectro de los nombres –por venir– en el final de un análisis”. (1)

 

Texto difícil, tanto como apasionante. (2)

Imanta cada título y subtítulo, desorienta, cifra –de modo encriptado a veces–  lacanianamente. Éric nos dice cosas que se pregunta, se responde, y sobre todo deja abiertas bocas de salida sin cerrar, sin posibilidad de ser obturadas, recogiendo el guante del segundo Lacan y retomando el planteo de Jacques-Alain Miller, en su conferencia del Congreso de París 2012, “El inconsciente y el cuerpo hablante”: “Analizar al parlêtre  ya no es lo mismo que analizar el inconsciente en el sentido de Freud (…) Diría, incluso: apostemos porque analizar al parlêtre es lo que ya hacemos, y que tenemos pendiente saber decirlo”. (3)

En el siglo XXI las cosas han cambiado y mucho. Que lo simbólico ya no es lo que era, se nos presentifica todo el tiempo, dentro y fuera de los consultorios, en lo privado y en lo público. El real en juego es otro. Las cosas nos sacuden, nos abofetean, nos desconciertan, por lo cual se impone la necesidad de estar a la altura de la época. “El reverso de la biopolítica” es una respuesta, un llamado, un grito: el psicoanálisis debe estar a la altura de la época, del malestar en la cultura hoy.

Yo comenzaría para dar cuenta de lo escrito inmediatamente antes, por el último párrafo de la contratapa. Dice Éric: “Una vez situados los callejones sin salida del conformismo y su sombra de segregación, lo que queda es soportar el cuerpo que se tiene y hacer valer este tener primero que supera al ser, sus sortilegios y los últimos vestigios del padre”.

Debo confesar que allí donde dice “vestigios”, leí “prestigios” y decidí hacerme cargo de este equívoco elegante –como un amigo convino en llamarlo–.

Central, a mi gusto, para entender una “vectorización” –podría decir– con la que leí el texto, o que más bien se me impuso, y que va de la caída del padre, la desaparición de los significantes amos, la caída de los ideales, el no contar con S1 (en plural), con un rasgo, para el armado tanto del síntoma como para la conformación de una masa –freudianamente pensada–.

Se me presenta como un nuevo paradigma, y me pareció de golpe glorioso, una especie de relámpago (sé que exagero); poder pensar qué sucede cuando caen los últimos prestigios (¿vestigios?) del padre, me pareció eso, una iluminación. En la clínica permite pensar en esto de si conviene seguir hablando de inconsciente o en todo caso hablar directamente de la relevancia que hoy, más que nunca, tiene la noción de parlêtre y los conceptos que arrastra consigo: cuerpo, acontecimiento de cuerpo, escritura, resonancia, lalengua (ya no S1-S2) y que nos permiten pensar más en un “tipo clínico” que en una “clínica estructural”, entre otros de los incontables conceptos puestos a circular. Por otro lado, un paradigma con el que tratar de leer fenómenos sociales actuales, políticos (a nivel internacional, nacional, de Escuela) por el cual, de pronto, la luz cae sobre lo que acontece cuando desaparecen tanto los significantes amos como los ideales, y las masas ya no se organizan en torno a eso sino a un “modo de gozar”. Sujetos que, sin ser amos, provocan acontecimientos de cuerpo (el odio, la ira, el júbilo), agrupan masas, pero…ni vestigios/prestigios del padre.

“Hablar la lengua del cuerpo”, dice Éric, es ir a la inversa de todas las necedades que nos aturden con esta actualidad de pájaro carpintero de “hay que escuchar al cuerpo”, porque “…justamente estamos atiborrados por el déficit de discursos ideales…”(4), por el fin de los grandes relatos…”…y del retorno de los discursos de la sabiduría o de la higiene médica…”(5) (hacer yoga, caminar, comer sano, tratar de impedir que la gente fume o infrinja normas tránsito, convertir en veganos a todos los que pueda y de paso nos ahorramos dejar “residuos” –sabido es que aprovechan hasta el cabo de la manzana–, son algunos ejemplos…), por lo que la administración de salud es una de las mayores apuestas –de esto trata la biopolítica–: escuche su cuerpo, “el cuerpo habla”. Reducir al máximo la pulsión de muerte.

En tanto tenemos el “reverso” de ello, “un cuerpo hablante”, que es la perspectiva de la última enseñanza de Lacan –“hablar la lengua del cuerpo”– y que va por supuesto al revés de la perspectiva del primer Freud ­–dice Éric Laurent– que consideraba que el cuerpo hablaba. El síntoma histérico hablaba. Cierto es que el síntoma hablaba, pero eso es puesto en tela de juicio en la perspectiva de la lengua del cuerpo y de esta consideración de que el cuerpo es sustancia gozante, “y es puesto en cuestión a partir del autismo del síntoma, versión Joyce, es decir: eso no habla, eso goza. Eso, justamente, goza sin hablar, eso goza fuera de sentido, y se requiere del dispositivo analítico, la inmersión en el sujeto supuesto saber, para que eso se ponga a hablar” (6).

Como sostuvo Graciela Brodsky en su presentación del “Reverso” en la EOL este año, el texto es un “programa de investigación”. Aferrada a esta idea, con la que coincido plenamente, me tomaré de un sesgo o de varios términos que, veré como se conjugan en mi propio recorrido –aún no hecho– y que van, en esa “vectorización” antes mencionada, “de un cuerpo que habla a un cuerpo hablante”:

1) lo simbólico ya no está primero

2) del significante al goce

3) de la palabra a la escritura

4) del sentido al “sin sentido”

5) del síntoma que hace lazo al sinthome y el modo de goce de cada quién

6) del síntoma al acontecimiento de cuerpo

Rumbear para el lado del parlêtre, de analizar al parlêtre, pondría al menos en cuestión en los finales de análisis, las palabras últimas que “nombran ¿qué?”. Rumbear para ese lado ¿nos permitiría pensar que siempre puede haber un Renzi, fantasma de Piglia, “espectro de los nombres –por venir– en el final de un análisis”? (7)

Será esto “Ir a fondo en el análisis hasta que el olvido ya no sea necesario y el sujeto soporte hallarse “A merced de la contingencia”. (8)

Señalaré, finalmente, esta cita que aparece en el apartado “El acontecimiento de cuerpo, reverso de la biopolítica”, en la cual Éric dice algo maravilloso al referirse al inconsciente político para Lacan: El Otro, es el cuerpo, y no el espíritu como algunos creían. «El Otro, al final de los finales […] es el cuerpo […] hecho para inscribir algo que se llama la marca […] el primer comienzo del gesto de amor es siempre, un poquito, esbozar más o menos este gesto» (extraído del ‘Seminario: La lógica del fantasma’)”. (9)

¿Esto es, para Lacan, la inscripción de la marca que va más allá del rasgo unario –últimos vestigios del padre–?

Dice también que la voluntad de Lacan de sustituir el inconsciente freudiano por el término parlêtre, implica un ser articulado a un decir, y que se apoya en un cuerpo que no lo “es” sino que se lo tiene. Otro cuerpo.

Para finalizar una cita precisa de Susanne Hommel se cuela en el hueco de hacia donde quiero llegar: “Se dice que las palabras resuenan en el cuerpo, como si primero estuvieran las palabras y luego viniera una resonancia en el cuerpo, pero es lo contrario, las palabras están en el cuerpo y lo hacen resonar. Creo que es lo que Lacan intentaba decir en esa época que Jacques-Alain Miller designó como el «último Lacan»” (10). Repito, otro cuerpo.

 

 

 

Notas:

(1) Rossi, C.: “Tesis sobre el Diario”, en Revista Freudiana N° 80”, RBA Libro S.A., Barcelona, 2017, págs. 155-163.

(2) Laurent, E.: El Reverso de la biolpolítica, Grama, Buenos Aires, 2016, pág. 215

(3) Miller, J.-A.: “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Conferencia citada por Éric Laurent en Óp. Cit. (2). Otra versión establecida de la misma puede leerse en: http://bit.ly/2kzwJAp.

(4) Laurent, E.: “Se habla del cuerpo”, entrevista realizada por Bernard Jothy (Consultor en el CPCT-París) con motivo de la Jornada 2015 del CPCT-París, www.psicoanalisisinedito.com/2015/09/eric-laurent-se-habla-del-cuerpo-2015.html

(5) Ibíd.

(6) Ibíd.

(7) Óp. Cit. (1)

(8) Laurent, E.: “Conclusión: Escribir el cuerpo-goce”, Óp. Cit. (2), pág. 277.

(9) Laurent, E.: “El parlêtre político”, Óp. Cit. (2), pág. 256.

(10) Hommel, S.: “El gesto y la traducción”, entrevista realizada por Cristian Birch, publicada en el Blog #9 de la EOL Sección La Plata, https://blog.eol-laplata.org/index.php/el-gesto-y-la-traduccion/