Cuatro variantes sobre cuerpos y discurso

SEGUNDA NOCHE PREPARATORIA HACIA LAS V JORNADAS ANUALES DE LA EOL SECCIÓN LA PLATA: CUERPOS Y DISCURSOSEOL Sección La Plata, 12 de septiembre de 2018

 

 

 

 

Mónica Boada

 

Agradezco a la organización de las Jornadas la invitación a provocar un poco la conversación sobre el tema que nos dimos para este año.

Me propuse extraer del «Argumento» (1) y de lo que creo que es su “soporte” o su “cuerpo”, parafraseando a Lacan en la última clase del Seminario 19: “Los cuerpos atrapados por el discurso”, algunas líneas de trabajo al respecto de esta articulación entre cuerpos y discurso.

 

 

1.Cuerpo suspendido

                                                                                   “La esencia del sueño es justamente la suspensión de la relación del cuerpo con el goce” (2)

Además de trabajar el tema de nuestras Jornadas, esta línea abre una puerta al tema del próximo Congreso de la AMP.

En la clase anterior, Lacan sitúa que en el sueño se trata, no del deseo sexual como ha pasado al discurso común, sino del deseo de dormir, el cual consiste en suspender lo que está en el discurso: “el semblante, la verdad, el goce y el plus de gozar” (3). Hay que suspender, dice, esa ambigüedad que existe en la relación del cuerpo consigo mismo, o sea el gozar.

“El cuerpo goza de sí cuando se golpea, cuando se hace daño… Eso es el goce. Allí el hombre tiene puertitas de entrada que los demás no tienen, puede convertirlo en una meta (referencia a la pulsión y a las zonas erógenas). En todo caso cuando duerme, eso se terminó” (4). Cuando dormimos, se trata de hacer que ese cuerpo se enrolle, se oville. Dormir es no ser molestado y el goce es molesto.

Entonces en el sueño se “suspende” la dimensión del discurso que distribuye el goce del cuerpo. Pero, nos dice Lacan, en el sueño el significante sigue fastidiando, por eso “incluso cuando duermo, preparo mis seminarios”. (5)

Me pregunto, si esto que sigue fastidiando, el trabajo significante, el cifrado, lo consideramos goce, y si es así, cuál…

 

 

2.Cuerpo-Soporte

«Freud hizo surgir que lo que se producía en el nivel del soporte tenía relación con lo que se articulaba mediante el discurso. El soporte es el cuerpo». (6)

A esa relación cuerpo-discurso Freud la llama sobredeterminación.

El cuerpo como “soporte” sobre el cual los discursos giran sus cuartos de vuelta, es una “idea” que Lacan toma de la intervención que F. Recanati (7) tuvo en la clase anterior y por la cual Lacan dice que todavía merece llamarse seminario, esa práctica que realiza hace años, y no algo que “recita él solo”. Recanati demostró ser “alguien que lo había escuchado” (8). Seguramente por eso lo invita dos veces más durante el Seminario 20 (9).

En esta oportunidad, finalizando el Seminario 19, F. Recanati trae el término ground (piso, soporte) de Ch. Peirce y su teoría del signo. En él Lacan se inspiró para su definición del significante (Peirce define el signo como lo que representa algo para alguien y Lacan define el significante como lo que representa un sujeto para otro significante.)

El ground o soporte es un término muy difícil de aprehender, que se escabulle al tratar de definirlo, pero les acerco algunas ideas de cómo Lacan lo articula al cuerpo.

Primero, justamente que es una “idea”, no es nada del orden de la materia, nada de los cuerpos de la física. Segundo, Recanati lo llama el “espacio preliminar de la inscripción”. ¿Inscripción de qué? Recanati habla allí del acontecimiento y de la inscripción del acontecimiento como dos momentos distintos entre los cuales hay un desajuste, un desfasaje irreductible

Al leer esto entendemos un poco más por qué Lacan lo aproxima al cuerpo.

“Lo que Freud introduce (…) es el retorno a ese fundamento que está en el cuerpo y que hace que, con total independencia de los significantes con los cuales los articulamos, cuatro polos se determinen a partir del surgimiento como tal del goce, justamente como inaprensible. Esto es lo que hace que surjan los otros tres, y en respuesta, el primero, que es la verdad” (10).  “La verdad ya implica el discurso” (11), lo que no implica que pueda decirse.

Entonces, el fundamento está en esa emergencia de goce que es tratada por el significante, no importa cuales y que determinan el surgimiento de esos cuatro polos que llamamos discurso.

“…el goce, la verdad, el semblante y el plus de gozar. Allí gira la cosa. Y está ese soporte, lo que ocurre en el nivel del cuerpo –de donde surge todo sentido– pero no constituido, como lo que establece el fondo, el ground, (…) el ground está entonces allí. Se trata en efecto del cuerpo, con sus sentidos radicales, sobre los cuales no hay captación alguna”. (12)

Lo que le interesa a Lacan es situar lo que hay entre “el nivel del cuerpo, del goce y del semblante, y del discurso”. (13)

Entre el soporte-cuerpo y el discurso, hay una brecha, nos dice. Y a diferencia del discurso del amo o el discurso universitario que “atiborran” y “taponan” esa brecha con jurisprudencia, buenos sentimientos o filosofía, el discurso del analista tiene que vérselas con otra cosa “que tiene su nombre: interpretación”. (14)

 

 

3. Cuerpos atrapados

“Cómo ha logrado ese discurso atrapar los cuerpos”. (15)

Lacan en esta clase habla de “cuerpos atrapados” en relación al discurso del amo, cuerpos “modelados”.

Lo cito: “Si ocurre que en el nivel donde el discurso funciona (marcha), que no es el discurso analítico, se plantea la cuestión de ‘cómo ha logrado ese discurso atrapar los cuerpos’, a nivel del discurso del amo está claro: a nivel del discurso del amo, donde, como cuerpos, ustedes están modelados (…) es lo que yo llamaría los sentimientos, y muy precisamente los buenos sentimientos. Entre el cuerpo y el discurso está eso con que los analistas se relamen llamándolo pretenciosamente los «afectos». Es evidente que estamos afectados en un análisis. Si eso es lo que hace un análisis (…), los buenos sentimientos, ¿con qué se hacen? Es forzoso llegar aquí. A nivel del discurso del amo está claro: se hace con la jurisprudencia, y es bueno no olvidarlo cuando hablo, cuando soy huésped de la Facultad de Derecho, y no desconocer que los buenos sentimientos los funda la jurisprudencia y sólo la jurisprudencia”. (16)

Entonces se trata del cuerpo atrapado y regulado por el principio del placer, cuerpos ordenados por la jurisprudencia, las normas edípicas y sociales, ideales, el bien, etc. Y en esa regulación quedamos enlazados a otros cuerpos. En esto se fundan las identificaciones y el fantasma. Recordemos que el discurso del amo es también el discurso del inconsciente.

Pregunto: ¿éste es el mismo estatuto del cuerpo-soporte? ¿Cuál es la operación del discurso analítico con estos cuerpos atrapados? Hay algunas indicaciones para empezar a responder esto en la clase, pero podemos avanzar un poco más desde la última enseñanza. Lo dejo para conversar.

Lo otro que quería introducir en este punto es que de cuerpos atrapados podemos hablar en tanto y en cuanto el parlêtre se inscriba en un discurso. Podemos nombrar la neurosis de ese modo, como aquel que consiente inscribirse en un discurso. Pero Lacan por esta misma época habla de otras posibles relaciones del parlêtre al discurso.

Una de ellas, está en este mismo seminario y es la que llama “debilidad”: “Llamo debilidad mental al hecho de que un ser hablante no está sólidamente instalado en un discurso. Eso es lo valioso del débil. No es posible definirlo de ningún otro modo si no es el de estar, como se dice, un poco despistado, es decir que, entre dos discursos, fluctúa” (17).  Hay mucho hilo para tirar en esta cuestión de la debilidad, y lo que ésta le debe a lo imaginario y al cuerpo en particular… Sólo a título de ejemplo me gustaría mencionar lo que Miller llama “el ser de puro semblante”, a propósito de una presentación de enfermos realizada por Lacan. Él dice allí de esta paciente: “sus identificaciones no precipitaron en un yo, ella es débil, si la debilidad consiste en no estar inscripta en un discurso (…) imaginario extraviado sin yo, espejo enganchado en todas partes, pero captado –subrayo esto último– por nada…No hay significante amo, y a la vez nada que venga a darle lastre de alguna sustancia, no hay objeto a que llene su paréntesis” (18). Vestido sin cuerpo, dice Lacan de ella (19). La referencia es conocida, la dejo acá.

La otra relación –o no, lo tenemos que conversar–, del parlêtre al discurso es la que Lacan ubica por esta misma época (mismo año), en “El atolondradicho”, que es el “fuera-de-discurso de las psicosis”. (20)

“…de ese real: que no hay relación sexual, y ello debido al hecho de que un animal con estabitat que es el lenguaje, que elabitarlo es asimismo lo que para su cuerpo hace de órgano, órgano que, por así existirle, lo determina con su función, ello antes de que la encuentre. Por eso incluso es reducido a encontrar que su cuerpo no deja de tener otros órganos, y que la función de cada uno se le vuelve problema, con lo que el dicho esquizofrénico se especifica por quedar atrapado sin el auxilio de ningún discurso establecido” (21). Es a partir de este párrafo que Miller dice muy tempranamente que el psicótico “está en el lenguaje, pero fuera de discurso”. (22)

Como vemos, si el cuerpo no queda “atrapado” en el discurso “establecido” o del amo, queda atrapado en la “función de órgano”. El cuerpo fragmentado de la esquizofrenia.

Pero hay otra dimensión… Cuando Lacan dice textualmente “el-fuera-de-discurso de la psicosis” (23), en “El atolondradicho” (texto contemporáneo de esta clase que estamos comentando y único lugar donde encontré esa expresión), habla de otra cosa. Lo pone en serie con el “decir del análisis”, y el “oráculo”, en tanto los tres están emparentados con la “interpretación”. La interpretación analítica, la de los oráculos, y la interpretación delirante.

Ya sabemos, Lacan lo dice más adelante, entre delirio y debilidad debemos elegir.  Pero queda eso que llamó ser incauto de un real y que Miller relee como embaucamiento, lo cito: “En la época del parlêtre, digamos la verdad, se analiza a cualquiera. Analizar al parlêtre exige jugar una partida entre delirio, debilidad y embaucamiento. Es dirigir un delirio de tal modo que su debilidad ceda al embaucamiento de lo real” (24). ¿En qué consiste el embaucamiento?: “La única vía que se abre más allá es, para el parlêtre, hacerse incauto de un real, es decir, montar un discurso en el que los semblantes atrapen un real, un real en el que creer sin comulgar (o adherir) con él…” (25). Subrayo: “montar un discurso” y que “atrapen” aquí, un real, pero la clave está en este “sin adherir” o “sin comulgar”.

¿Es otro modo de atrapar cuerpo?

Esta última frase nos ha hecho trabajar a muchos…

 

 

4.Cuerpos hermanos

“Lo que crece en la fraternidad de los cuerpos, es el racismo”. (26)

Brevemente quiero mencionar un último tema como otro hilo por donde tomar la articulación de cuerpos y discurso que se desprende también de esta clase.

El contexto ya está mencionado en el argumento, a partir del texto de Miller “La utilidad directa” (27): hay lazo social porque no hay sociedad de hermanos, de iguales. El lazo social es una relación de dominación, y lo que hay en el lugar del agente es lo que domina. Recordemos que Lacan propone los discursos y la noción de reverso en tensión con la noción revolución en el post-mayo francés.

Sin embargo, hacia el final de la clase Lacan se mete con el término “hermano”. No voy a citar para no extenderme, pero entiendo que habla de dos modos de ser hermano. Un primer modo, como “todos hijos del discurso”, desde esta perspectiva hasta “somos hermanos de nuestro paciente” (28). Pero por otro lado dice que la noción de hermano también “tendrá su rebote a nivel del soporte” (29), o sea el cuerpo.

Entonces, una cosa es fundar un universal, todos hermanos, a partir del que dice que no, del padre y otra es fundarlo en la “raíz del cuerpo”. “Sepan –dice Lacan– que lo que crece, que aún no hemos visto hasta las últimas consecuencias, y que arraiga en el cuerpo, en la fraternidad del cuerpo, es el racismo. No dejarán de escuchar hablar de él”. (30)

Tal vez escuchemos hablar de esto en nuestras Jornadas.

 

 

 

Notas:

(1) Mildiner, K., Lachevsky, J. y Perazzo, A.: “Argumento de las V Jornadas Anuales de la EOL Sección La Plata”, Resonancias #2, http://www.eol-laplata.org/Jornadas-y-eventos/005/Boletines/V-Jornadas-News002.html  ¨

(2)  Lacan, J.: El Seminario, libro 19, “…o peor”, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 229.

(3) Ibíd. pág. 213.

(4) En El Seminario, libro 19 leemos: “el ser hablante (…) es esa relación perturbada con su propio cuerpo que se denomina goce”, Óp. Cit. n°2., pág. 41.

(5) Óp. Cit. n°2, pág. 213.

(6) Óp. Cit. n°2, pág. 220.

(7) Recanati, F.: Scilicet Nº4, Seuil, París, 1973, pág. 55-73. En español en la versión Rodríguez Ponte del “Seminario 19: … ou pire”, clase del 14/6/72, inédito.

(8) Óp. Cit. n°2., pág. 215.

(9) En El Seminario, libro 20, Aún, Recanati retoma la lógica de Port Royal y la cuestión de la extensión del predicado. Creo que es en relación a esas intervenciones que Lacan plantea allí la noción de “sustancia gozante”, la cual podría ser un relevo de lo que aquí llama “soporte”. Lacan, J.: El Seminario, libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 2008, pág. 29.

(10) Óp. Cit. n°2, pág. 220.

(11) Óp. Cit. n°2, pág. 220.

(12) Óp. Cit. n°2, pág. 223.

(13) Óp. Cit. n°2, pág. 227.

(14) Óp. Cit. n°2, pág. 227.

(15) Óp. Cit. n°2, pág. 224.

(16) Óp. Cit. n°2, pág. 224.

(17) Óp. Cit n°2, pág. 129.

(18) Miller J.-A.: “Enseñanzas de la presentación de enfermos, en Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2005, pág. 428.

(19) “Esta persona no tiene la menor idea del cuerpo que tiene que meter bajo ese vestido, no hay nadie para habitar la vestimenta. Ilustra lo que llamo el semblante. Nadie logró hacerla cristalizar…”, Lacan, J. citado por Miller, J.-A.: “Enseñanzas de la presentación de enfermos, Ibíd. pág. 427.

(20) Lacan, J.: “El atolondradicho”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 514.

(21) El párrafo continúa: “Tengo la tarea de desbrozar el estatuto de un discurso, donde sitúo que hay… discurso: y lo sitúo con el lazo social al que se someten los cuerpos que, a este discurso, loabitan”, Ibíd., pág. 498.

(22)  Miller, J.-A.: “Ironía”,  en  Consecuencias nº 7 Revista digital de psicoanálisis, arte y pensamiento http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/007/template.php?file=arts/alcances/Ironia.html|, 2011.

(23) Óp. Cit. n°20, pág. 514.

(24) Miller, J.-A.: “El inconsciente y el cuerpo hablante”, en Revista Lacaniana nº 17, Grama, Buenos Aires, 2014, pág. 32.

(25) Ibid., pág. 31.

(26) Óp. Cit. n°2, pág. 231.

(27) Miller, J.-A.: “La utilidad directa”, Traducción: Margarita Álvarez, http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=on_line&File=on_line/psicoanalisis_sociedad/miller-ja_lautilidad.html, fuente original Freudiana 43/44, 2005, págs. 7-30.

(28) Óp. Cit. n°2, pág. 230.

(29 Óp. Cit. n°2, pág. 231.

(30) Óp. Cit. n°2, pág. 231.