Hacia el VII ENAPOL: El imperio de las imágenes
Noche preparatoria – EOL Sección La Plata, 8 de Abril de 2015
Christian Martín
Estamos bajo el imperio de las imágenes, esa es la fórmula de la que partimos hacia el próximo ENAPOL. Pero, ¿de qué modo imperan? ¿En qué podemos apreciar ese poder? Nuestra época ha sufrido una gran transformación con la llamada “revolución digital”, de la mano de la Tecnociencia. Me interesa una caracterización que hace Ignacio Ramonet de esta revolución (1), a propósito de las consecuencias que ha deparado sobre los medios de comunicación tradicionales, para plantear el problema del vértigo de la información y sus consecuencias sobre el sujeto de la época.
La revolución digital ha hecho entrar en crisis a los medios tradicionales al derribar las fronteras que separan las tres formas de comunicación: el sonido, la palabra escrita y la imagen, favoreciendo el auge de internet que supone un cuarto modo de comunicar, de informarse, de consumir, de crear relaciones.
El avance de la técnica irrumpe en un nuevo marco geo-económico (2), que da lugar a: la mercantilización de la información; la especulación financiera, confusiones y concentraciones de medios a cargo de grandes grupos económicos, o el paso hacia la cotización en bolsa de los mismos. Intereses que han hecho desdibujar las líneas editoriales que comandaban desde siempre el orden de identidad de los lectores.
Estas empresas ahora multimedios, señala Ramonet, agrupan en su seno actividades pertenecientes a tres grandes esferas: cultura de masas, con su lógica comercial; la comunicación, con la publicidad y su retórica de la persuasión; y la información, con sus agencias de prensa. Esta fusión ha hecho constituir una única esfera ciclópea, internet lo ha absorbido todo. (3)
Entonces, la pantalla… la articulación entre el avance de la técnica y del capitalismo proyecta en el horizonte que ha quedado sin perspectiva (4) –por la ausencia del referente que ya no ordena el espacio virtual, como ocurre con el ocaso de la línea editorial de los medios de comunicación–, una multiplicidad de objetos que han modificado el modo de goce contemporáneo.
Contamos hoy con una red de internautas que forman parte de un organismo vivo pluricelular planetario. Los usuarios de las redes no son ya meros consumidores de información, sino que producen contenidos. Nos dirigimos, señala Ramonet, hacia una sociedad de productores-consumidores. (5)
¿Se puede ser a la vez productor-consumidor? La paradoja aparente que encierra este binomio, es la condición que describe Bassols, tomando la definición de Bauman, sobre el “fetichismo de la subjetividad”. “Se trata del empuje al que se ve llevado el promotor de un producto cuando debe convertirse, él mismo, en el primer producto que debe promover”. (6)
Cualquier usuario puede ser un web-actor, que compite en red con los profesionales de la información, plantea Ramonet. ¿Qué es entonces una noticia? Ya no hay tiempo para el periodismo de investigación, de opinión, no hacen falta los corresponsales. “Hemos pasado de una sociedad del espectáculo a sociedades de espectadores-actores” (7). Cada internauta tiene la posibilidad de compartir textos, imágenes, de realizar sus propias fotos o videos y de subirlos a la red donde todo el mundo los puede ver, difundir.
Las noticias circulan, se replican, se viralizan, sin que sean alcanzadas por alguna regulación posible. Aquí puede visualizarse la multiplicación de fenómenos que impiden situar un universal, armar un conjunto, como ocurre con el referente, “es el no-todo en todas partes” (8). Proliferan entonces debates sobre los límites de la difusión de la intimidad de las personas públicas como de particulares, los vacíos legales.
Las noticias, por otra parte, suelen estar acompañadas por comentarios de usuarios anónimos, prisioneros de su avatar, que no tardan demasiado en llegar a confrontaciones que alcanzan dramatismos imaginarios sin salida, consecuencia también de la falta del ideal que oriente el horizonte.
Los multimedios, por su parte, no cesan de alentar a que éstos se conviertan en periodistas subiendo a sus páginas web: fotos, videos o comentarios sobre un asunto del que hayan sido testigos: un acontecimiento político o meteorológico, un accidente o una manifestación callejera. Esto ocurre sobre la base de un sistema que somete a la dictadura de la urgencia, que se ha convertido prácticamente en instantáneo. Es el ascenso del objeto a al cenit social, formulado por Miller, con su empuje a la satisfacción, nunca suficiente, marca de la civilización hipermoderna.
Estos nuevos actores, también rentados estilo free-lance, que conforman las llamadas “granjas o fabricas de información”, precisa Ramonet (9), constituyen una respuesta al avance de los medios hacia búsquedas de nuevos modelos de rentabilidad. Las fusiones y concentraciones mediáticas no han sido una solución duradera, ante la multiplicación de medios y las crisis económicas. El interés ha migrado entonces hacia la mayor captación de suscriptores a una cadena de pago o usuarios web, ofreciendo contenidos cortos, fáciles y de bajo costo, repletos de imágenes, sonidos y videos, sobre cuestiones prácticas de la vida diaria, claves para vivir mejor, salud, dinero, consejos de autoayuda, empleo, ocio, viajes…en detrimento de la práctica periodística.
Un ejemplo de ello, es la aplicación ICurrent, creada por el grupo mediático estadounidense The Washington Post, “un servicio de noticias e información personalizada, que permite a los consumidores mantenerse al día a través de sus propios intereses” (reza su leyenda en la web). Que pueden seleccionarse cliqueando palabras clave y eligiendo un tipo de aplicación, a gusto del usuario. A partir de entonces sólo resta recibir ilimitadas ofertas de objetos plus de goce, de ilimitados productores-consumidores, en vertiginoso movimiento global.
Los usuarios se consumen en la pantalla bajo el mandato feroz de gozar, en un espacio virtual que mantiene al sujeto cautivo de ese imperativo. Podemos esperar de ello presentaciones de sujetos sintomatizados por las derivas de sus compulsiones, con su deslizamiento más allá del principio del placer, que en nada le resuelven su propia relación al goce.
Pero, además, siguiendo a Bassols, el consumo viene a promover el ausentarse del propio pensamiento, el adormecimiento del sujeto ante lo real, aunque retorne cuando menos se lo espera. Es la adicción generalizada entonces como un dormir sin sueño; ese dormir que limita con la pulsión de muerte, es un producto, él mismo, del nuevo fetichismo de la subjetividad. (10)
¿Cómo es posible la intervención del psicoanálisis en el tratamiento de la adicción generalizada? Interrogante que sigue abierto frente a la creciente extensión de la omnipotencia de las imágenes sobre la propia relación del sujeto con el lenguaje. El próximo ENAPOL será una buena ocasión para seguir dándonos algunas respuestas.
Notas
(1) Ramonet, Ignacio: La explosión del periodismo. Internet pone en jaque a los medios tradicionales, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2011.
(2) Ramonet, Ignacio: “Erosión de la credibilidad de los medios”, en La explosión del periodismo. Internet pone en jaque a los medios tradicionales, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2011.
(3) Ibídem.
(4) Bassols, Miquel:”Ciencia, ficción y feminización”, en El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era ¿Qué consecuencias para la cura?, Buenos Aires, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012.
(5) Ramonet, Ignacio: “Una crisis de identidad”, en La explosión del periodismo. Internet pone en jaque a los medios tradicionales, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2011.
(6) Bassols, Miquel: “Adicciones: un dormir sin sueño“, en Tu yo no es tuyo. Lo real del psicoanálisis en la ciencia, Tres Haches, Buenos Aires, 2011.
(7) Ramonet, Ignacio: “Una crisis de identidad”, en La explosión del periodismo. Internet pone en jaque a los medios tradicionales, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2011.
(8) Sinatra, Ernesto: L@s Nuev@s Adict@s. La implosión del género en la feminización del mundo, Tres ches, Buenos Aires, 2013.
(9) Ramonet, Ignacio: “Hacia qué modelo de rentabilidad vamos?”, en La explosión del periodismo. Internet pone en jaque a los medios tradicionales, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2011.
(10) Bassols, Miquel: “Adicciones: un dormir sin sueño“, en Tu yo no es tuyo. Lo real del psicoanálisis en la ciencia, Tres Haches, Buenos Aires, 2011.