Christian Ríos
Granos de locura. Primera Noche de Carteles. EOL Sección La Plata, 26 de abril.

Debo decir que, al momento de recibir la invitación, y específicamente cuando María Adela me puso al tanto de la propuesta, rápidamente se me armó un mapa para abordar la temática.
Ya en una segunda reunión, con toda la secretaría y los integrantes de esta mesa, volví a transmitir mi idea. Todos dijeron: ¡sí! Salí de ahí, un día miércoles por la noche, convencido de que iba por buen camino. El saber se encontraba de mi lado, no había ningún problema, solo restaba esperar el 26 de abril sin ningún sobresalto. Fecha, que por otra parte, me recordaron varias veces, supongo por temor a que me olvidé de la misma, o seguramente porque algo de toda esta situación resultaba inquietante.
Los días pasaron y las semanas también. Seguía seguro, un tanto adormecido en un saber consistente y tranquilizador. Pero, llegó el momento de escribir.
Después de dar miles de vueltas, voy a las referencias que descansaban en mi mapeo conceptual, escribo las primeras palabras y me enredo, las referencias se me tornan móviles y opacas, se me escapa lo esencial, aquello que leo no tiene nada que ver con lo que quiero decir, y el saber lentamente se disipa. No logró cerrar una idea, el trabajo me resulta imposible.
Tengo una gran confusión —una especie de salpicón— compuesto por las citas, los conceptos y las formulas —la locura, el loco como el hombre libre, “todo el mundo es loco”, etc. —. Además me torturo con Erasmo. Me pregunto una y otra vez: ¿Qué hago con Erasmo?
Salida de la pereza
JAM, en su texto “Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada” –texto donde despliega la lógica de trabajo del cartel, plantea que “la llamada al trabajo” es el toque de diana para despertar. Efecto que nos saca de la pereza y nos llama al trabajo.
Ahora bien, sabemos que no es indistinto qué elemento funciona como agente provocador. Si consideramos, tal como lo plantea Miller, que es la estructura del discurso histérico la que conviene al cartel, la función del más- uno será de vital importancia, al no encarnar el saber —ya sea como un profesor o como un amo—, ni el sujeto supuesto saber, que lo ubicaría en la posición del analista.
Más bien, Miller dirá que como agente provocador, asumirá su lugar de S y su función será la de formular preguntas, que causen a los integrantes del cartel, en tanto S1, al trabajo. Única manera de producir un saber.
Entonces, tiempo de apostar a una posición cartelizante e iniciar un nuevo recorrido, aunque sea por mapas conceptuales ya transitados. Por supuesto, ello no será sin otros —como en el cartel, como en la Escuela— que nos saquen de la soledad.
Agregaría, que en esta pequeña experiencia que les transmito, en el intento de producir un saber para esta noche, la secretaría de carteles, ustedes mismos, funcionaron de esa manera. Quedará por verificar, luego en la conversación, si ello fue así, si algo de lo que he dicho les resuena, si alguien retoma algún punto, lo complejiza o se elaboran nuevas preguntas que relancen o enriquezcan el trabajo.
Citas- Invención- Locura
Despojado del saber, me pongo al trabajo. Retomó las preguntas y las citas que se propusieron para la noche de hoy. Entonces, elaboró algunas preguntas: ¿cómo formalizar, o al menos decir algo, de la relación entre citas e invención en el trabajo de un cartel?
En primer lugar, diría que el cartel, si el mismo funciona, es decir si el enjambre está bien conformado, si cada uno de sus integrantes se constituye como S1 puesto al trabajo—cuestión que podríamos considerar no excluye la locura de cada uno, ya que entramos al cartel con nuestros rasgos, trabajamos, como señala Miller, desde nuestras insignias y no desde la falta en ser—, si el más uno se encuentra en el lugar de la provocación en tanto S, al tiempo que asume también su lugar como un trabajador más, este dispositivo constituye un dispositivo privilegiado para escapar de la mera repetición del saber, para salir del recitado de citas, como si fueran un mantra, y abrir así la posibilidad de que produzcamos un saber que tenga estatuto de hallazgo para el cartelizante.
Tal vez, podamos pensar la relación entre cita e invención, a partir de partir de una tensión y un movimiento entre dos posiciones subjetivas frente a un texto: alienación y separación. ¿Qué elemento media entre estas posiciones?, o ¿qué favorece que pasemos de la alienación a una cita a cierta separación de la misma? A mi entender, el trabajo —que no es sin la transferencia en juego— que hacemos sobre ella, única vía para introducir —si ahí encontramos algo— nuestra enunciación.
En ese sentido, existen al menos dos usos de una cita, aquel que busca en una cita la garantía del Otro en tanto autoridad —presente en textos que saltan de citas en citas— y que escamotean la enunciación de quien escribe. Y el uso, que verifica que una cita constituye un entramado de palabras que alojan la causa que nos pone al trabajo. Tal vez por ello, Lacan en su “Breve discurso a los psiquiatras”, señala que quien no lo cita se priva del hallazgo, ya que el mismo implica la función de la causa que localizamos, en nuestro caso, en el decir de Jacques Lacan.
Bibliografía.
Lacan, J. “Petit discours de Jacques Lacan aux psychiatres”. En el Cercle Psychiatrique H. Ey, Sainte Anne, el 10 de noviembre de 1967, Inédito
Miller, J.A.: “Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada”, intervención en l’ecole de la Cause Freudienne (Reunión de los Carteles), 11 de diciembre de 1986, El cartel en el Campo freudiano, Cuadernos de psicoanálisis, Eolia, Buenos Aires, 1991, Pág 13, https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=10&intEdicion=3&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=295&intIdiomaArticulo=1