Carteles para orientarse, en el camino propio

 

PRIMERA NOCHE DE CARTELES: LA PRÁCTICA ANALÍTICA –EOL Sección La Plata, 17 de mayo de 2017

 

noche carteles (3)

 

Ana Laura Piovano

 

Hay algunos que dicen que “todos los caminos conducen a Roma”. De un tiempo a esta parte, los míos por alguna razón arriban a Comandatuba.

Y como en cualquier recorrido, viene bien de tanto en tanto detenerse; mi trabajo para esta noche implica eso: un alto para transmitir.

Daré las coordenadas precisas de mis referencias.

Partida: Buenos Aires, 2016. Una perla, a mi gusto, algo dicho como al pasar en el «Argumento» de nuestro próximo Encuentro Americano. Se viene situando la modificación de las familias al “ritmo del declive del padre” que, parafraseando el orden simbólico “ya no es lo que era” y como quien no quiere la cosa. el texto afirma: “Esto es así, por más retoños nostálgicos o retornos fundamentalistas que pretendan convocarlo nuevamente, o servirse cínicamente de él”. (1)

Recordando la posición ética caracterizada por el desprecio de los semblantes, pongo una piedra blanca al costado del camino. Activo el embrague y mi andar acelera. ¿Me acompañan?

Comandatuba, Brasil, 2004. Allí Miller define de pasada al psicoanálisis como “socratismo mezclado con cinismo” (2) y denuncia cómo la misma práctica que hizo temblar los semblantes develando la economía del goce, se ha vuelto su propia víctima en tanto los semblantes que produjo (enumera: el padre, el Edipo, la castración, la pulsión, etc.) también se pusieron a temblar.

Nuestra época, caracterizada por el ascenso al cénit del objeto a, es aquella en la que “la irrisión y el cinismo han pasado a lo social con apenas lo justo de humanidad que hace falta para velar aquello de lo que se trata”. (3)

El psicoanálisis, síntoma y remedio a la vez del malestar en la civilización, surge en un escenario y tiempo precisos, últimas décadas de la monarquía de los Habsburgo. “Últimos días de la Humanidad” había titulado Karl Krauss su célebre obra, retomada por Robert Musil en “El hombre sin atributos”. (4)

Muy tempranamente, en 1938, Jacques Lacan, introduce en “Los complejos familiares” la idea de que su nacimiento mismo fue solidario de la declinación –ocaso– de la imago paterna. (5)

Entre noviembre y diciembre de 1975, habría de dictar una serie de conferencias en universidades americanas. Allí da cuenta de que, tras las vueltas de nuestros recorridos cada vez nos centramos más en lo particular de nuestra familia. “Cada vez más fuera de la polis, y más cerca de lalengua materna”. (6)

En el medio, claro, está toda su enseñanza y una constatación práctica: sucede que los analizantes hablan de los parientes.

Dice, a los americanos: “La inercia que hace que un sujeto no hable sino de papá y mamá es un curioso asunto”. (7)

La curiosidad es buena consejera en los viajes. Respecto de ella más de 20 años después, Jacques Alain Miller dirá en Barcelona: “la familia en el inconsciente es primordialmente donde se aprende la lengua materna”. (8)

En los tiempos que corren, el imperativo es que todo pueda decirse. Basta pensar en los grupos familiares de whatsapp.

Por el contrario, aún, la cosa fluye por lo no dicho.  Algo de la pulsión late agujereando y haciendo cuerpo.

La idea puesta a procesar con la maquinaria del cartel es: la familia, ese conjunto heteróclito “formado por el nombre del padre, el deseo de la madre y los objetos a” (9) está esencialmente enlazada por un no dicho.

El “de eso no se habla” arma familia.  Lo pulsional, costado no interpretable de lo dicho, está presente. Se trata cada vez de atisbar en base a qué se produce el bello encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas en la mesa de disección y dando un paso más se hace familia.

El secreto, articula singularmente cómo se han ensamblado los elementos a partir de la relación/ proporción que no hay.

Así como la excepción funda la regla, arma el conjunto, lo no dicho enlaza familia.

La vieja trilogía de Ferdinand de Saussure en Ginebra, 1908, retorna. Lenguaje, lengua, habla. En Saussure, el lenguaje es masa amorfa, sin cortes, por ende, sin significantes ni significados. La lengua es sistema, valores puros, en donde cada signo vale por oposición. Y el habla es el uso de ese sistema.

Dicho esto: se verifica –haciendo una lectura del curso de lingüística general con el Lacan posterior al Seminario 20 y con las notas de Tullio de Mauro–  que lo que llamamos lalengua, todo junto, se corresponde con el “lenguaje” saussureano.

Puedo afirmarlo: la lalengua lacaniana, previa al discurso del Amo es, el lenguaje saussureano.

Esto tiene consecuencias.

Lo que se dice o no se dice, es del campo del habla, uso de la lengua.

Dicho esto, podríamos quedarnos en Ginebra, pero unos cuantos años después, 4 de octubre de 1975, “Conferencia sobre el Síntoma” (10) en el centro Saussure. Lacan afirma que la lengua materna no comunica nada, apenas se “moterializa como puro acontecimiento de cuerpo, como síntoma”. Juega con “mot”, palabra, otro guiño saussureano.

Valdrá la pena revisitarla en el próximo tramo del viaje.

Guía el recorrido por delante la idea de que el secreto ficciona aquello de lo que no se habla, el eso, que se escurre por los dichos, incluso los que no se dicen. En un análisis se hace hystoria, en futuro anterior, no sin pasar por las ficciones que –es la hipótesis– hacen secreto en cada constelación familiar.

Nuestra regla fundamental, tan vigente que es preciso recordarla en los controles a menudo, convoca a “decir todo”.

Para nosotros, esto no es algo que podamos elegir o no. Es un principio. Nuestro primer principio director del acto analítico. “El psicoanálisis es una práctica de la palabra. Los dos participantes son el analista y el analizante, reunidos en presencia en la misma sesión psicoanalítica. El analizante habla de lo que le trae, su sufrimiento, su síntoma. Este síntoma está articulado a la materialidad del inconsciente; está hecho de cosas dichas al sujeto que le hicieron mal y de cosas imposibles de decir que le hacen sufrir. El analista puntúa los decires del analizante y le permite componer el tejido de su inconsciente” (11)

Y así, sin querer queriendo, otra vez, Comandatuba. Mi privilegiado “punto de encrucijada”.

Por fortuna, existen carteles, cuyo uso me orienta.

Secreto, asunto de familia, ¿el “de eso no se habla” será acaso la misma cosa? A propósito cacofónico, resonando con la lalengua, así nombré mi rasgo.

Sigo viaje.

Nada más y nada menos.

 

 

Notas:

(1) AA-VV: «Argumento», Asuntos de familia sus enredos en la práctica,  VIII ENAPOL http://www.asuntosdefamilia.com.ar/es/template.php?file=Argumento.html

(2) Miller, J.-A.: “Una fantasía”, Conferencia de J.-A. Miller en Coamndatuba, IV Congreso de la AMP, 2004, http://www.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos/Conferencia-de-Jacques-Alain-Miller-en-Comandatuba.html

(3) Ibíd.

(4) Musil, R.: El hombre sin atributos, Seix Barral, Barcelona, 1973.

(5) Lacan, J.: “Los complejos familiares”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.

(6) Lacan, J.: “Conferencias y entrevistas en universidades norteamericanas”, en Scilicet 6/7, Fuente original en francés: www.ecole-lacanienne.net, 1975.

(7) Ibíd.

(8)  Miller, J.-A.: “Cosas de familia en el inconsciente”, Mediodicho. Revista de Psicoanálisis #32: Maldita familia, Córdoba, 2007.

(9) Ibíd., pág. 17.

(10) Lacan, J.: “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Intervenciones y Textos 2, Manantial, Buenos Aires, 1988, pág. 126

(11) Laurent, E.: “Principios rectores del acto analítico”, AMP Blog, http://ampblog2006.blogspot.com.ar/2006/09/principios-rectores-del-acto-analtico.html, 2006.