
Camilo Cazalla
Cartel y Pase.
Una experiencia singular, entre y con otros
Encontramos aquí dos significantes que remiten a la invención singular de Jacques Lacan. Voy a puntualizar mi trabajo en la “y” que hace de conjunción a estos dos dispositivos. De lo contrario tendría que hablar del Cartel del Pase o del Pase en el Cartel, lo cual no es mi intención de cara a esta propuesta de trabajo.
Considero que para tal empresa debemos remitirnos a las actas fundacionales de las que nacieron tanto el Cartel como el Pase y tener presente que ambos pueden pensarse como la respuesta de Lacan a su propia experiencia en la IPA. El dispositivo del Cartel, es cronológicamente anterior al del Pase y aunque se trata de experiencias disímiles ambas comportan el mismo espíritu, destinado abiertamente a agujerear al Otro dogmático, los efectos de grupo y promover así una escuela que pueda hacer lugar al decir singular y a la formación de cada analista.
El Cartel se encuentra establecido el 21 de junio de 1964, momento en el que Jacques Lacan funda, situándose “tan solo como siempre he estado en mi relación con la causa psicoanalítica” (1), la Escuela Francesa de Psicoanálisis. Retengamos esta palabra: “solo”. Esta fundación la hace, según sus propias palabras, denunciando “las desviaciones y los compromisos que amortiguan su progreso (el del psicoanálisis), degradando su empleo” (2). Para la conformación del Cartel Lacan fue claro y preciso: “se compondrá de tres personas al menos, de cinco como máximo, cuatro es la medida justa. Más una encargada de la selección, de la discusión y de la salida que hay que reservar al trabajo de cada cual”. (3)
Considero que los significantes “Sólo”y “Cada Cual” que emplea Lacan dan cuenta del aplastamiento igualitario imperante por entonces en la Internacional psicoanalítica, a la vez que nos muestra el coraje de apostar por una Escuela que aloje la singularidad. Una singularidad compartida, entre y con otros. De esta forma es abortada toda jerarquía y se enfatiza en el deseo de cada quien frente a cualquier uso del Poder (término que ya había desestimado en la Dirección de la Cura de 1958) y por eso mismo aclara: “El cargo de dirección (El Más Uno) no constituirá una parcela de poder cuyo servicio prestado se capitalizaría para el acceso a un grado superior y nadie habrá de sentirse degradado por volver al rango de un trabajo de base”. Leemos aquí una buena forma de contrarrestar los efectos de grupo y las pasiones imaginarias.
Pasemos, entonces, al Pase
Como ustedes saben el dispositivo del Pase es establecido por Lacan el 9 de octubre de 1967, en la Proposición al analista de la escuela, contemporánea al dictado del Seminario XV sobre el acto analítico (4). En ambos trabajos Lacan se pregunta sobre el modo en el que se da el paso de analizante a analista y busca establecer un dispositivo que dé cuenta de ello. En el seminario sobre el Acto Analítico lo hará sirviéndose del cuadrángulo de Klein, mientras que en la Proposición pondrá el acento en el atravesamiento del Sujeto Supuesto Saber, por eso dice “¿Y si provisionalmente supusiéramos que no hay sujeto que pueda ser supuesto por otro sujeto?” y refiriéndose al analista agrega una indicación que debiéramos no olvidar: “Porque aquel que así se designa no puede, sin deshonestidad radical, deslizarse dentro de este significado, aun cuando su partenaire lo vista con él (que en modo alguno es lo corriente), dentro de este significado al que se le imputa el saber.” (5). De esta manera, el dispositivo del pase propuesto por Lacan nos enseña que el analista existe al modo del uno por uno.
El pase 2
Ahora bien, la práctica del psicoanálisis nos enseña que tanto la caída del Sujeto Supuesto Saber como la advertencia de la inexistencia del Otro con mayúscula, así como el atravesamiento fantasmático no constituyen el horizonte último de un psicoanálisis en la época del parletre. La experiencia de un análisis debe, además de lo señalado, dar cuenta del buen uso de esa pieza suelta que no enlaza a ningún S2. Se trata de ese Uno sólo que deberá ponerse en juego entre y con otros, ya que Lacan nunca concibió al analista como un ermitaño en su montaña, sino que, por el contrario, ideó para aquel que fuera nominado como A.E., la responsabilidad de interpretar la Escuela misma.
Asimismo, tanto el Cartel como la nominación Analista de la Escuela tienen fecha de caducidad, obstruyendo así cualquier identificación rígida o infatuación que impida poner el acento en la función que está en juego en cada caso. Por último, resta decir que ambas experiencias dan cuenta de la satisfacción de quien decide atravesarlas, tanto la que se obtiene del trabajo en torno al saber psicoanalítico junto a otros, como aquella de la que se espera un saber hacer obtenido a lo largo de un análisis. Se trata de la satisfacción del Uno. Ahora bien, el desafío del Cartel “y” el Pase es poner esa satisfacción en juego entre y con otros.
Notas.
(1) Lacan, J. “Acta de fundación”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2001
(2) Ibíd.
(3) Ibíd.
(4) Lacan, J. “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el analista de la Escuela”. Otros Escritos; pág 261. Paidós. Buenos Aires, 2021
(5) Ibíd.