Aislar un hueso

por Manuel Carrasco Quintana

segundo_coloquio_carrasco“Es falso, por consiguiente, que la interpretación esté abierta a todos los sentidos, como se ha dicho, so pretexto de que se trata sólo del vínculo de un significante con otro significante, y por tanto, de un vínculo sin pie ni cabeza. La interpretación no está abierta a todos los sentidos. Sería hacer una concesión a los que claman contra el carácter incierto de la interpretación analítica, el decir que, en efecto, todas las interpretaciones son posibles, lo cual es enteramente absurdo. Que el efecto de la interpretación, como he dicho, sea aislar en el sujeto un hueso, un Kern, para decirlo como Freud, de non- sense, no implica que la interpretación misma sea un sin-sentido” (1).

El párrafo elegido se encuentra en la clase del 17 de junio de 1964 de El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. En el contexto de la excomunión y la ruptura con la IPA, Lacan comienza a dirigirse a otro público: los filósofos, a quienes se propone trasmitirles los fundamentos de una praxis, la del psicoanálisis. Allí plantea una vuelta a Freud, revalorizando la dimensión de la falla, del tropiezo, para resituar al inconsciente. Es en esta hiancia donde Lacan propone ubicar la causa y las leyes del significante. Una causa de lo que cojea, en tanto “…el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real” (2).

Lacan refuta la pretensión de traducir la fórmula de la metáfora al concepto matemático de fracción. Demuestra allí que esta fórmula es insatisfactoria, entre otras razones, porque en la metáfora psicoanalítica hay un significante que está reprimido, unterdrückt (sofocado, repelido) -dice Lacan- tomando el término freudiano; y en su lugar aparece otro significante. El olvido de Signorelli sirve para ilustrar esta sustitución; el herr de la muerte es lo repelido allí por Freud (3).

Intentaré hacer la operación a la que alude el título: aislar lo que para mí constituye el hueso del párrafo, para luego ponerlo en tensión con otro que me despierta una especial inquietud y que se encuentra en El Seminario 23, El sinthome (4).

 

Un Kern

Como señala Lacan, se trata de un hueso, un núcleo, un Kern, al decir de Freud. En “La interpretación de los sueños” se refiere al “núcleo de nuestro ser” que “…consiste en mociones de deseos inconscientes, que permanecen inaprehensibles y no inhibibles para el preconsciente (…) Estos deseos inconscientes constituyen para todos los afanes posteriores del alma una compulsión a la que tienen que adecuarse” (5).

La reconstrucción del sueño de “El hombre de los lobos” (6), en donde se recorta la función traumática de la escena primaria, ubica el valor de ese sueño en tanto vela ese “núcleo del ser” que determina su vida.

Entonces, ¿cómo debe operar la interpretación?

La cuestión es cómo acceder a ese kern, aunque sea por aproximación. En la medida en que ese significante primordial determina cierto orden causal de las cadenas asociativas, podemos extraer dos conclusiones. Una, que la asociación no es libre, está determinada por ese significante primordial y, en segundo lugar, que la interpretación, en consecuencia, no puede ser cualquiera: “La interpretación no puede plegarse a cualquier sentido. La interpretación designa una sola secuencia de significantes…” (7). Es decir que la interpretación no se trata de un juego de palabras. No se trata de una asociación libre del analista. Eso implicaría infinitizar la cura.

Es Freud mismo quien en “La Interpretación de los sueños” atribuye cierta causalidad a esta red de asociaciones, refutando la idea de que puedan ser azarosas. Ese es el postulado freudiano al que Lacan denomina la certeza de Freud.

Lacan señala que en “El hombre de los lobos” Freud se empeña, casi con angustia, en preguntar cuál es el primer encuentro, qué real hay en juego detrás de ese fantasma.

Entonces, lo real irrumpe aquí como lo traumático en tanto contingente. El fantasma aparece en un segundo momento velando algo absolutamente primero, determinante en la función de la repetición. De allí que las cadenas asociativas establezcan ciertas repeticiones vinculadas a este real, las que determinan el campo de lo posible y de lo imposible. Se puede extraer entonces que, así como no toda asociación es posible, lo mismo sucede con la interpretación. No cualquiera es posible.

Despejamos, como idea central, que la interpretación deberá apuntar a aislar ese significante originariamente reprimido, S1, como un sin sentido. Es decir, a separarlo del S2 que es el que se lo otorga.

 

La interpretación como el revés del inconsciente

En este mismo seminario, Lacan señala que la interpretación no es patrimonio del analista. Pensar a la interpretación como un acto, o un decir del analista, es una falacia: “La interpretación del analista recubre simplemente el hecho de que ya el inconsciente (…) procede mediante la interpretación…” (8), a partir de sus formaciones: sueños, lapsus, chistes, etc.

Las elaboraciones posteriores de Lacan lo obligarán a redefinir el real en juego y, sobre todo, su relación con lo simbólico. Si la interpretación es solidaria del inconsciente, y si ambos lo son del sentido, entonces el analista deberá interpretar en contra del inconsciente mismo. Esta va a ser la propuesta de la última enseñanza de Lacan, con la idea de que la interpretación debe ir más allá del inconsciente, apuntando a la dimensión del cuerpo. Allí lo real y el inconsciente en tanto comporta sentido, aparecen disyuntos. Esta interpretación al revés del inconsciente será vía el equívoco, aquella única herramienta que finalmente permite tocar ese hueso fuera de sentido.

Por último, vuelvo al punto de partida. Elegí este párrafo fundamentalmente por su resonancia respecto de otro que me inquieta especialmente. Se encuentra en el seminario El sinthome, y propone pensar dos etapas en relación al control, una en la que los analistas “…son como el rinoceronte, hacen poco menos que cualquier cosa y yo los apruebo siempre (…) La segunda etapa consiste en jugar con ese equívoco que podría liberar el sinthome” (9).

¿No resultan acaso opuestas estas afirmaciones? Mientras que en el seminario 11 Lacan afirma que el analista debe operar vía el sentido para aislar un sinsentido, no debiendo fallar, aquí pareciera decir lo contrario. En el campo del sentido cualquier interpretación es válida. Es que el asunto, el meollo, se juega en otro lado. Una interpretación vía el equívoco que resuene en el cuerpo y una nueva concepción de la pulsión como “… un eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir” (10).

Entre ambas afirmaciones ha transcurrido más de una década de enseñanza y un cambio de paradigma. El inconsciente pasó de ser un instrumento del análisis a una defensa contra ese real. En ese sentido dirá: “Puede decirse que lo real tiene y no tiene un sentido respecto de esto, que el campo del sentido es otra cosa” (11).

Entonces, efectivamente, El análisis, más que ninguna otra praxis, está orientado hacia lo que, en la experiencia, es el hueso de lo real” (12). La cuestión reside en definir el estatuto del real en juego en dicha experiencia.

 

(Texto publicado en La clínica lacaniana –Libro del Segundo Coloquio-Seminario de la Orientación Lacaniana en la ciudad de La Plata–, Ediciones MOL, La Plata, 2013, pags. 47-51)

 

Notas

(1)Lacan. J.: El Seminario. Libro 11, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1997, págs. 257-258.

(2)Lacan, J.: El Seminario, Libro 11, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1997, pág. 30.

(3)Freud, S.: Psicopatología de la vida cotidiana, capitulo I: El olvido de nombres propios”, en Obras Completas, Tomo VI, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1994, pág. 11.

(4)Lacan, J.: El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006.

(5)Freud, S.: “La interpretación de los sueños”, en Obras Completas, Tomo V, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1994, pág. 593.

(6)Freud, S.: “De la historia de una neurosis infantil” (“El hombre de los lobos”), en Obras Completas, Tomo XVII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1994.

(7)Lacan, J.: El Seminario, Libro 11, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1997, pág. 216.

(8)Ibíd., pág. 136.

(9)Lacan, J.; El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, págs. 17 y 18.

(10)Ibíd., pág. 18.

(11)Ibíd., pág. 131.

(12)Lacan, J.: El Seminario, Libro 11, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1997, pág. 61.

 

Bibliografía

Freud, S.: “La interpretación de los sueños”, en Obras Completas, Tomo V, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1994.

Freud, S.: “Psicopatología de la vida cotidiana”, en Obras Completas, Tomo VI,  Amorrortu editores, Buenos Aires, 1994.

Freud, S.: De la historia de una neurosis infantil, (“El hombre de los lobos”)”, en Obras Completas, Tomo XVII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1994.

Lacan, J.: El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1997.

Lacan, J.: El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006.

Un comentario en «Aislar un hueso»

  1. Sí, sin duda, una verdadera interpretación toca el cuerpo y no hay experiencia de lo real en la cura analítica si esto no se produce.

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